Diario Norte-Centro España 1/8 (I). Basílica de Covadonga: La Reconquista de España
Día 1 de mi viaje que comenzaría en el Norte de España, estableciendo el «centro de operaciones» en la ciudad de Oviedo. En la primera parte de este primer capítulo os contaré mi visita a la Cueva y Basílica de Covadonga.
Cueva y Basílica de Covadonga
La Basílica de Covadonga.
Tomo el autobús desde Oviedo hasta Cangas de Onis, y allí espero para subir a la Basílica de Covadonga (no pude subir a los Lagos porque en estas fechas el acceso en trasporte público no estaba habilitado y además había nevado).
Llego temprano y lo primero que hago es visitar la basílica, en esos momentos a oscuras, aunque repleta de historia, sobre todo el emplazamiento donde está situada. Es un templo grande pero humilde, con una cruz que refleja su propia sombra en el altar, bajo la visualización de la virgen y su niño.
A la derecha, las banderas de los países latinos que ayudaron en la construcción del templo y a la izquierda un precioso órgano como motivo decorativo. Giro sobre mis pasos y enormes columnas simétricas me acompañan hasta la salida.
Al salir rodeo la basílica, y no puedo dejar de levantar la cabeza disfrutando de la estructura, y mirando la bruma que se forma en la lejanía, dejando finalmente a mi lado la Estatua de bronce de Don Pelayo del año 1964.
Cueva de Covadonga.
Desde allí y bajo una suave llovizna me dirijo a la Cueva Santa de la Basílica de Covadonga. Según la historia del Santuario de Covadonga, existe una leyenda de la Virgen de Covadonga, donde se dice que apoyó a Don Pelayo, y que en ese lugar fue donde se inició la Reconquista de España y la independencia de Asturias. Atravieso una cueva/túnel y al final me recibe una copia de la virgen y una pequeña capilla Neorrománica en una gruta.
Bajando las 103 escaleras anexas llego al estanque puedo disfrutar de una especie de catarata gigante, que aguanta el peso de la cueva. Vuelvo sobre mis pasos y tras comer algo tomo el sendero poblado de las hojas de otoño y barro, que no ofrece ningún tipo de vista espectacular, y que en cambio me reboza mis pantalones en barro.
No puedo visitar el Museo de Covadonga por hallarse en obras, y tampoco la Colegiata de San Fernando cercana a la gruta, que data del siglo XVI y entro en ella, pero de pronto una monja me pregunta si voy con el grupo que está haciendo ejercicios espirituales…imaginar mi cara de…en fin, imaginar mi cara.
Comienza a llover con fuerza, me despido de otro lugar con fuerte impacto espiritual y que durante toda la mañana me ha transmitido mucha paz. Siguiente parada: Cangas de Onís.
8:56 am
Nunca he estado en Asturias, pero tengo unas ganas terribles de ir y pasarme una semana recorriendo todos sus pueblitos y rincones!
9:51 am
Buenos días.
Pues te encantaría, sobre todo por los paisajes y su gastronomía.
Saludos viajeros.