Diario Polonia 6/6: Descubriendo las iglesias de Cracovia
Mi último día en Cracovia y Polonia comenzó temprano, y mi objetivo es descubrir las iglesias de Cracovia. Inicié la jornada atravesando la torre que da acceso al casco histórico de la ciudad, precioso y soleado en esa época del año. Comencé entrando al mercado de la ciudad, conocido como Lonja de los Paños (Sukiennice), centro del comercio textil en la edad media.
Luego tomé la calle principal para visitar el interior de la iglesia de San Pedro y San Pablo (Kościół Św. Apostołów Piotra i Pawła) levantada por los jesuitas, siendo el primer edificio barroco de Cracovia.
Continúe mi paseo, entrando en la iglesia de San Andrés (Kościół św. Andrzeja), una minúscula iglesia de finales del siglo XI que contiene un precioso altar. Su exterior es románico de piedra y su interior barroco.
En este recorrido me desvié a la Plaza de Todos los Santos para visitar otra de las iglesias de Cracovia, la basílica de San Francisco (Kosciól sw. Franciszka z Asyzu), que servía de residencia al Papa Juan Pablo II cuando visitaba la ciudad.
Al otro lado de la calle, me encontré con la basílica de la Santísima Trinidad (Bazylika Swietej Trójcy), que se encuentra conectada al convento de los dominicos. Destaca su enorme tamaño, con una gran nave central, capillas, frescos y un bonito órgano.
Volví por mis pasos hasta la plaza principal de Cracovia, y subir a la torre del Ayuntamiento (Wieza ratuszowa), único elemento que permanece de la construcción original del siglo XV, que fué derribado en 1820 con una altura de 70 metros. Ofrece unas preciosas vistas.
A pocos metros, en la pequeña Plac Mariacki encontré la sencilla iglesia de Santa Bárbara (Kościół Św. Barbary). A pesar de lo sencillo de su exterior, dentro pude observar una de las iglesias de Cracovia con más belleza. En la Edad Media, era la capilla del camposanto donde se enterraba a los fieles polacos.
Una vez comido, decidí dedicar mi última tarde a pasear por la orilla del río Wisla. En la parte cercana la colina Wawel existe una zona de cesped donde descansar. Crucé el puente al otro lado del río, y continúe caminando disfrutando del atardecer de Cracovia. Mi viaje por Polonia había terminado, pero volveré.